Hechos 1:8 – Desde el Púlpito
Hay pasajes bíblicos que definen quiénes somos como iglesia, y Hechos 1:8 es uno de ellos. Jesús, antes de ascender al Padre, dejó una instrucción que no solo marcó el comienzo del movimiento cristiano, sino que continúa guiando nuestra misión hoy:
“Pero recibirán poder cuando haya venido sobre ustedes el Espíritu Santo; y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.”
Estas palabras siguen siendo urgentes. Siguen llamándonos. Siguen enviándonos.
El poder que impulsa la misión
Jesús no envía a sus discípulos vacíos, temerosos o sin recursos. Les promete poder, y no cualquier poder:
el poder del Espíritu Santo.
Este poder transforma corazones, impulsa a la acción y nos da la valentía para hablar cuando quisiéramos callar.
La misión de la iglesia no nace de estrategias humanas; nace del Espíritu. Él es la fuerza detrás de cada testimonio, cada obra de misericordia y cada acto de amor que llevamos al mundo.
Sin el Espíritu, la iglesia solo existe.
Con el Espíritu, la iglesia avanza.
Una misión que comienza en casa
Cuando Jesús menciona “Jerusalén”, les está recordando que la misión comienza donde ya están:
en su casa, su ciudad, su gente.
Nuestra Jerusalén es Caguas —y nuestras familias, nuestros vecinos, nuestra comunidad.
Una iglesia no puede pretender alcanzar “lo último de la tierra” si antes no es luz en su propio entorno.
Evangelizar no siempre es ir lejos. A veces es escuchar, orar por alguien, ser presente, sembrar esperanza en lo cotidiano.
Judea y Samaria: ampliando nuestra mirada
“Judea” representa lo cercano, lo que está alrededor de nosotros.
“Samaria” representa lo incómodo, lo diferente, lo que a veces evitamos.
El evangelio no es selectivo; es inclusivo.
Nos llama a amar incluso cuando el otro piensa distinto, cree distinto, se viste distinto o viene de otro contexto.
El Reino rompe fronteras externas e internas.
Hasta lo último de la tierra
Jesús termina su orden con una frase que expande nuestra visión:
hasta lo último de la tierra.
El mensaje de Cristo no se diseñó para quedarse estático. Es un mensaje que viaja, transforma y trasciende.
Como iglesia, somos llamados a pensar más grande que nuestras cuatro paredes.
Hoy, lo último de la tierra también incluye:
-
el mundo digital,
-
los espacios donde llegan nuestros videos y predicaciones,
-
las vidas que tocamos con un audio, una llamada, un mensaje.
Dios usa nuestra fidelidad en lo local para expandir nuestro impacto global.
Somos una iglesia enviada
Ser iglesia no es reunirnos.
Ser iglesia es ir, servir, testificar y amar.
No podemos conformarnos con ser una iglesia en Caguas.
Somos una iglesia para Caguas, Puerto Rico… y más allá.
Nuestra identidad no está en la ubicación, sino en la misión.
Oración final
“Señor, llénanos de tu Espíritu.
Danos el poder para ser testigos fieles aquí donde vivimos y en cada lugar donde Tú nos envíes.
Haz de nuestra iglesia una luz que alumbre más allá de lo que imaginamos.
En el nombre de Jesús. Amén.”
Pastor Carlos Armando
0 comments